Queridas familias apellinadas:
Nuestro tercer y último día en Los Pellines comenzó con un desayuno abundante y preparado con mucho cariño por nuestro equipo de cocina, que nos entregó la energía necesaria para vivir una jornada llena de momentos significativos.
La mañana continuó con una instancia muy especial: la entrega de poleras a cada niño y niña. Más que una prenda, fue un símbolo de pertenencia y compromiso con el espíritu de Pellines, representando la unión, el respeto y el amor que compartimos durante estos días.
Luego nos dividimos en equipos para enfrentar distintos desafíos grupales, con el objetivo de fortalecer la cooperación, la confianza y el trabajo en conjunto. Fue emocionante ver cómo se animaban mutuamente, cómo celebraban los logros del grupo y cómo no dejaron a nadie atrás.
El almuerzo fue un momento de pausa, risas y disfrute, donde compartimos deliciosas preparaciones y conversaciones llenas de alegría.
Por la tarde, emprendimos rumbo al Salto Los Pellines, una experiencia que invitó a la conexión con la naturaleza y con nosotros mismos. En este lugar mágico, los niños pusieron en práctica los cuatro pilares del amor que guían nuestra comunidad: respeto, cuidado, escucha y responsabilidad. El recorrido culminó con el tradicional bautizo apellinado, mojando sus cabezas con el agua fría y pura del río Chillán, símbolo de compromiso y valentía.
Para cerrar, los niños regresaron a la cabaña, prepararon sus bolsos y realizamos juntos la despedida, repitiendo los tres golpes a la tierra, en señal de gratitud por la experiencia vivida y por todo lo compartido.
Nos despedimos con el corazón lleno y la esperanza de que cada niño y niña lleve consigo los aprendizajes, amistades y emociones que nacieron en estos días.
Un abrazo apellinado,
El equipo de Los Pellines
